¿Quién dijo que una fiesta de cumpleaños no puede también contribuir a crear una enseñanza en los niños? El ambiente de fiesta y diversión de una fiesta de cumpleaños, es de por sí, un espacio de distensión y sociabilidad por excelencia para el niño, donde se baila, juega y canta. Aprovechando estos momentos en donde la apertura mental del niño privilegia un enfoque feliz y sin presiones, el añadir -como jugando-, alguna enseñanza que el pequeño aproveche después, tendrá en muchos casos, un buen puerto.
Por ejemplo, la tarea de no botar las envolturas de golosinas en el piso de la casa, separando los desperdicios (que abundan en las celebraciones) en recipientes previamente acondicionados y resaltados por los animadores, el realizar con ellos tareas sencillas, como fabricar a partir de materiales reciclados un instrumento musical para acompañar los cantos, o regar entre todos una plantita para obsequiarla al niño que cumpleaños, son acciones sencillas que no compiten con la celebración, sino todo lo contrario; la enriquecen.
Aprovechar momentos y espacios de juegos y divertimentos, para sembrar una buena actitud en relación con el medio ambiente y con los semejantes, es una posibilidad que debemos tener en cuenta, pues serán relacionadas con momentos felices, ¿y a quién no le gusta repetir lo que le dio felicidad?
Papitos, pensemos en ello; demos siempre un plus a nuestros momentos felices con los más pequeños, aprender como jugando; no hay receta mejor.
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